Lo infantil de mi escritura

La escritura siempre surge en mí como la alternativa natural a la no posibilidad de tomar la realidad en sí; simple y llanamente, induce una sensación de posesión parcial de lo real. En esa obsesión egocéntrica de tomar, conquistar lo que es, fundirlo al objeto, con toda la distorsión que le imprime nuestra subjetividad, con uno mismo, surge la escritura, y, entiendo, cualquier otro arte, como mediador. La evolución del Homo faber, necesitando no ya ver su artesanía allá afuera, en tanto que creación propia que modifica el mundo, sino soltando al aire una creación descriptiva de la relación entre lo externo y lo interno, a sabiendas de que su impacto como artesanía será inferior a cualquier otra, y por ello evaluando todo su valor en relación a cuánto dice acerca del estar vivo. No es escribir por la fabricación; es escribir por la constatación de que lo real está siendo así, por de algún modo procurar raptarlo y presentarlo, si no a otras personas ni al futuro, al menos a ese interlocutor inconsciente que el Universo parece ser en sí mismo, aun cuando estas palabras se borren, aun cuando nadie comprenda un tal mensaje.

La música parece tener una similar intención. Al menos así se me ha figurado a mí en tanto que oyente. Canciones de amor que nada tienen que ver con la recuperación del estadio perdido, sino el regodeo en la existencia de tal pérdida. Sinfonías de carácter casi paisajístico a lo Bruckner, detalles y grandes marchas de un Shostakovich: la captación del instante, como en la fotografía. Como procuran los budistas en la meditación: el instante ajeno a toda idea temporal. Simplemente su encapsulamiento eterno, pero, cierto es, aferrándose a tal existencia. La meditación es la aceptación de dejar ir la experiencia. El arte, malcriado, se rebela; la escritura se agita y grita “no”: aquí estoy yo, que doy testimonio de lo que alguien vivió. Tampoco importa qué sucediera fuera, qué sucediera dentro: acá está la representación de la relación en sí, nada más es necesario y en ella reside todo lo que el ser humano es.

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