
Ahí. Duerme. Ojo, a veces. Solo a veces. El shock de Shostakovich en los deditos de los pies. Ese ventilador, viejo, infantil. Darme viento a mí mismo; infantil. Así que estás afuera. Manso, ojos abiertos. Hubo un tiempo en que escribía largas frases, recuerdo: mas ya no hay que captar sino las estrías mismas, la pierna inestable. Perdido: blanco y negro, aún estoy sin saber. En el siglo XX ya todo parece natural, obvio, trivialmente Godard. En el siglo XXI, quizás. Treinta y tantos y la primera fotografía. Técnica química. En mi palabra reside alguna técnica ancestral: la heredada. Trascendencia respecto de la palabra en su formalismo descriptivo no hay. Nadie entiende. Shostakovich. Y entonces viene:
Nunca habrá baile en tanto que siga habiendo únicamente este conjunto de libros estancos, esta hoguera mal colocada sobre la cama, de manera que, aun cuando ajena en opinión (pues carece de ella) de su relación conmigo, la invitación es a permanecer en la (¿ves cómo elaboras; es para ti imposible describir?) pasividad del que bosteza, pospone el movimiento y su querido rojo, dicen que de tiempos de Dalí, lo vuelve a hacer bostezar aun a pesar del brinco ruso (no hay descripción: ¡fíjese, nunca hay mera mímesis, similitud!); hete aquí que se pregunta por lo natural, a saber, el tren fue inducido (y arbitrario, dicho sea de paso), por más que se le procure un tal aire, peste decimonónica, de esclavo al compromiso (¡cuánto!).
No vale esa fotografía. Ni vale na. Da. De. Lo. Que. Hoy. La palabra no es objetiva. Nunca lo es, no puede serlo. Ni fotografía. Quizás pintura. Quizás música. ¡Qué de tonterías! Fotografía también. ¿Qué expresa la fotografía acerca de lo esencial jamás accesible por parte de la vista encarcelada en el frenesí? (El corte frente o nunca frente a la cámara: agitación del instante en una sombra concreta; ¡todo el movimiento en una estatua, qué obsesión la del hombre!). ¿Qué expresa la edición sobre la fotografía plana renovada sobre lo que sí es, cuando lo estático permanece? ¿La música conjugada con la fotografía (ya debidamente pictorizada): tonto juego en la realidad? Noción tan ingenua de la realidad. ¿Budistas? Buda y fotografía. No conociste. Pero intelecto e integración. El salto es inmenso. Es como el salto entre los que usamos la cámara sin siquiera descubrir lo que la fotografía es, frente al persa matemático cuya partida está en la persona en sí. Aquí no hay retrato en sí, hay circunvalación visual. O logomaquia, sin duda.
Nunca había hecho una fotografía. Nadie nace sabiendo, eh. Ni siquiera a escribir.