Espacios proyectivos duales. Ayer. Delirium tremens

Espacios proyectivos duales

Red wine… tonos oscilatorios de la moral: mos, moris; ἔθος; la costumbre hace al espacio vectorial, sí, y al ordenador, cero muertes, un cuerpo hecho sangre en el recuerdo; sleeping pills… donde no hay droga, no, todo para el opio. No hay religión sin opio, no hay opio sin religión: «te has fumado un porro». No, pero siento haberlo tragado todo algún día: incluso la luz que cubres para mí, oh Señor, y que reservaste ―cosa mía― al que jamás puede escalar. «Todos deben meditar» se transforma quizás en «joder, qué distinto eres y cuánto en común tienes conmigo, existente que no te veo en el césped, sino en la burbuja quizás de las musas». Pues dime qué es la vida completa sino una generalización de este espectrito electromagnético que percibimos, qué la belleza sino lo grotesco, lo sublime, lo insoportable, lo repugnante, lo dominante; dime, qué la libertad sino sin el yate, sin la perfección ―Dios no está vivo―, sino solo en el bajo fondo del what the hell am i doing here… Del crazy… Del maybe… Qué la inteligencia, la sabiduría, el amor sin la transversalidad, qué de ellas viviendo en la geometría euclídea, qué… Geometría, geometría, bebamos, geometría, de los verdaderos matemáticos de la luz: artistas, cineastas… 


    No puedo. No quiero. No voy a vivir allí. Esta vida no es ahora algo distinto a saber: experimentar no es experimentar, experimentar es saber. Saber es experimentar, nunca el ἔθος del diputado de AP. Saber es la espontaneidad, saber es teoría del caos, saber es improvisación, impulso, acción no mecanizada. Saber es reconocer en ese piano a Albert Hofmann y a Sakya Pandita. Saber es renunciar a la adolescencia y adentrarse en Shiva, Eleusis y en Andrómeda. Saber es entrar en cómo desaparecer completamente. Asomarse. Saber es ayer, la dualidad era ayer, no hay duda. Saber es anti-plan. 
    Yo mismo soy uno de vosotros: un aburrido, un estúpido, un asqueroso. El mundo es demasiado especial para nuestro intelecto de animal. El ser es putamente especial: podrás decir lo que quieras de él, utilizando solo sustantivos: adjetivos, son adjetivos, porque es demasiado putamente especial. ¡Cómo podía vivir siquiera sin saber que las rectas paralelas eran una idealización! Ni una; tenías claro que la circunferencia perfecta no existe, ¡pero que tampoco existan rectas paralelas, cuando para ello bastaba mirar al horizonte…! Culpables vosotros, culpable yo de no haber follado en ese repugnante baño con aquella mujer, culpables Platón y Euclides, Euclides y Platón. No sé qué viene antes: ¿Euclides, o Platón? No hay Platón sin Euclides, no hay Euclides sin Platón, no los hay sin Unamuno. ¿Qué viene antes, el espacio proyectivo o el espacio proyectivo dual? ¿Qué viene antes? Y si vienen a la vez, cómo es que son distintos… Help me get back to your arms… o eso pensaba yo, cuando me recorre un escalofrío al ver el rojo tan cercano en sangre a la tuya, a la tuya… Nunca entre tus brazos, y pensaba esperar a la próxima vida. Tú y las manchas y el telar y la imperfección viva sois las que sobre mí posasteis el pajarito de las luces. Gracias, pues sin ti, que no eres tú, pues solo hay ese rinconcito, esa esquinita exquisita de la Vía Láctea, como quien dice, quizás siguiera muerto. Jamás me hizo falta hacerte el amor. No sé qué habría pasado si no.
    La locura es desalucinación, a saber, completa succión del infrarrojo, inyección del ultravioleta, penetración de la Γ, posesión de la X. Estoy harto de vivir y no-vivir, de ese espejo de colores, de este estúpido gris de Stalin, sí. Cómo puedes vivir así, escuchando música para monos, follando como los perezosos, memorizando como los proletarios, conversando sobre la nada más suprema, siendo incapaz de mirarme a mí a los ojos, estúpido, estúpida, cómo… Mírame, mirarás al universo; date cuenta de una puta vez. Y el juego se queda sin embargo en la soledad por tu culpa: tu culpa, dejo ya de victimizarme. Tú construiste mi ego. Tú me haces tener respeto por quien no lo merece. Tú me haces hablar en vez de amar. Tú me haces acostarme a las 22 para supuestamente abrirme la mente: no, ya me la abro yo viéndolos a los muertos y a los vivos de verdad, que son más de los que parecen en este espejo del mono, perezoso, proletario, ocioso, cobarde, estúpido. Alguno hay, no sé cómo, pero imponen la cuerda a todos: van, sin dudar, van. Van como cuando yo me arrebato mi yo mismo, cuando de veras se funde uno, quizás cheap sex and sad films
    Lo admito: es mi droga, es mi droga la banalidad del polvo nefando de estrellas, la ecuación diferencial de segundo orden que desde lejos parecía construirse entre las nalgas de la rubia, piscina de posturas, sentimiento de poder donde solo hay un mini-Shiva; una ramera completa como el silencio del Cosmos ante la pregunta: «Qué cojones hago aquí». Y se depositaba la confianza en un futuro glorioso de babas y gritos, luego en el refinado silencio, ahora solamente en la desalucinación. En desgranar aquellos neutrinos que quizás componen cada extrañeza de tus rasgos, oh positrón solo considerado: sigo siendo un físico teórico. Un triste matemático. ¡Cómo iba a sorprenderse uno de la cocaína del otro en este campo! Al fin y al cabo, estudiamos cuerpos, nunca los tocamos. Pero las drogas no funcionan, solo hacen la vida peor. Gracias, Castro. Gracias, diputado de AP. Ver sus caras otra vez: pues retengo más nombres de verdaderas putas que de objetos matemáticos. Y eso a pesar de que compiten en intangibilidad…

… 
…  Help me get where I belong
… Y hay quien sabe captarlo. Separar filosofía de la experiencia es un despropósito. Compartimentar los saberes humanos es el máximo grado de inhumanidad. La especialización es necesaria para el desarrollo económico, pero supone una genuina alienación de la vida a la lógica de mercado. El mercado es lo más humano y lo menos humano a un mismo tiempo, como las leyes son lo más y menos humano… ¿Y qué es humano? Humano es el espacio-tiempo deshechos. Humano es relativismo y verdad. Humano es triángulo de treinta lados. Humano es saltar de la comprensión inmediata una vez renuente de poder estudiar y vivir para captar la esencia lógica del universo, o sea, saltar a la piscina de lo irracional. No, lo siento, ya no podemos vivir en el Barroco. El ser humano habrá sido siempre igual, pero esta identidad que has forjado está cerrada por la suma. No haber tiempo, no haber espacio, no haber causalidad es el producto, el infinito, cortar por el conjunto cociente sería vivir en los medios. Necesito una referencia. Humanos, no, no.

….
La espontaneidad es la verdadera inteligencia.

Ocurre en la música, el cine, la pintura y la literatura. Ocurre, en general, en el salto incomprensible de las relaciones no lineales: la propia identidad es la obsesión del que más quiere salirse de sí mismo. La vuelta del viaje psicodélico fija a la pared una mancha luminosa: medita imaginando al otro lleno de manchas, tú su luz. O en la sauna: la alteración del estado psíquico normal, el vaciado de conciencia, la absorción del universo, la indiferencia ante el otro, la, sí, fijación a la pared de la mancha luminosa en su estrechez, delicioso conito que arde entre sueños, el amor no es igual al sexo, no. ¿Y necesito ayuda? «Encima de que te estaba ayudando…», fantasma. Letters always get burned…
    Y qué más dará el valor de lo escrito, su importancia relativa a la opinión ajena, su recepción, su inteligibilidad, cuando es solo el círculo universal que se cierra sobre sí mismo. No digas que es extraño como escribo, no digas que carece de sentido, no digas que estoy drogado: la droga es suponer de la matemática una ciencia deductiva, cuando todo es inducción, como cada texto que yo os traigo. Caso concreto: elevaros. No es la trama de la película ni de por qué esa o cual mujer actuará así. No es el movimiento absurdo de la varilla en torno a un centro gratuitamente dispuesto. Eso es estúpido. Sí es el juego y el compromiso. Hay quien muere de hambre, pero y yo qué voy a hacer… yo qué voy a hacer…

Ayer

Continuaré, cuando me dé la gana…
Cuando me dé la gana…
Me dé la gana…
Me dé… la gana…
Me… me dé… me dé la gana…
A mí… me dé… me dé… me dé…
la gana…

Decís querer vivir en la verdad…
Creo que queríais decir que intentáis vivir como hombre libre según los propios instintos y los propios gustos, sin hipocresías ni mentiras, ¿no es así…?
La verdad… nada tiene que ver con esta investigación digamos de lo imposible.
Una libertad privilegio de pocos no tiene nada que ver…
con la verdadera y auténtica libertad… con la libertad que pertenece a todos… y que todos tenemos derecho a disfrutar…
Vivimos en un mundo sin inocentes
donde nadie puede erigirse sin más en juez.
[…]
… solo siento piedad…
Pensáis que habéis sido valiente…
pero os equivocáis si creéis encontrar la felicidad fuera de las reglas de los deberes del hombre.
Quien verdaderamente ama la vida, no puede permitirse el lujo de buscar lo imposible…
Debe ser infinitamente prudente.
[…]
¿Quién podrá seguiros más allá…?
¿Quién…?
No podrán seguiros los humildes cuya preocupación es encontrar algo de seguridad, material, sí, pero también de carácter moral, y de los que hablabais con desprecio.
En vuestro séquito tendréis a quien interpreta esa libertad…
como la búsqueda del placer allende la moralidad…
No…
No podéis querer eso…
Un séquito de abyectos, explotadores, vendedores de ilusiones…
No.
No podéis aceptar a esa gente.
¿Es posible que alguien tan joven no quiera encontrar otra razón para su existencia…?
Aunque sea una difícil…
Porque es la razón de los que aceptan la mediocridad.
Necesita verdadero valor para aceptar la mediocridad…
quien persigue ideales…
Pero es la única esperanza de evitar una soledad inmunda.

Richard Wagner – Lohengrin – Prelude

Richard Wagner – Tristan und Isolde Act II (So Sturben Wir, Um Ungetrennt)

Delirium tremens

Como poseído por la hiel que exhala vuestro frenético torque, irresistible ilusión del rebajamiento al rubio, al más anillado arrastre, no pude sino arrojar el Universo entero esta noche a la obsesión por una imagen, otra imagen, ese crisol de imágenes jadeantes en la lista de los siete cráteres… No sé si quiero o no que sea la pesadilla más real que la realidad (la invitación al supremo gozo ajeno): da igual lo que pase, ya la he convertido en el fuego más verdadero. Y la única forma de apagarlo es una…
    No, no, no. Ni aquella, ni esta. Basta de cuerdas, africanos y vías del tren. Basta de cuencos tan inexpugnables para un alma arrojada al desenfrenado alcoholismo de las ideas… El poder, ¿a dónde se circunscribe en el lecho de muerte de la tonsura? No sé qué es libertad, pero desde luego no lo es la vía unívoca del sueño que te despierta indicándote el camino: Haz eso. Si lo haces, puedes olvidarte de todo el futuro, de todo el pasado: todo, toda la intensidad de miles de inteligencias, de miles de pasiones, de miles de incendios, muertes, vidas, estrellas, fuegos, concentradas en una visión de ventana, desde tu nicho perezoso… Oh… La tortura del placer cuasi supremo donde la amargura de la comparación reside: esa, esa, esa es tu maléfica hiel que me inunda tras escasas cuarenta y ocho horas… Quiero salir. Salir para siempre de aquí…
    Y sin embargo…. qué vomito me sube por el estómago. Negrura, negrura, negrura… Y cuán intenso verdor, qué amarillento el aire, al fin baja algo, no me llega la sangre, una presión sobre las sienes, una columna hirviente que al fin se disipa… ¿Quién serías tú si la Valentía hubiera dado un golpe sobre la mesa, o si hubieras sin más tenido la suerte del yugo, di…? No sé qué habría hecho, conociéndome tan poco como me conozco. Dadme consejos, mas no podéis ayudarme. Dadme consejos… su despótica autoridad del dogma… Cómo brotaríais del desprecio si tuvierais poder…

Ya allí no hay vida. Cuanto quedaba de resistirme a que hubiera una vida ajena libre, queda muerte ideal. Queda Toboso.

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