Besar los extremos: ¡qué incomparable modo concebí de trabajar en aras de la vida! La neutralidad se torna al son del dulce compás de la fuente en Luna llena para iluminar estos días de claroscuros. Cuando al otro lado de la ventana restaba del patio solo el limonero, el mármol seco tocaba su cristal como la verde memoria misma. ¿Por qué recordaré, entonces, los cráteres en los de Saturno anillos tan vastos como para abarcar el telescopio del estío? Sencillamente —y las hojas así lo murmuran— porque el cabo solo fue a la guerra echando sobre la almohada su cabeza, sonando el agua, los pájaros, la vida, y el cristalillo roto encajado en el corazón. Claro: las dunas de la ruptura del pacto fue en primavera. ¡En primavera! Porque en primavera se hace nieve el frío, luz la niebla, metal lo cálido, rojo lo grisáceo, vivo lo que estaba tan, tan tremendamente muerto…
Pero las sombras también se avivan ante el incendio descontrolado, como Roma ardió ante el deseo de trabajar, como yo, en aras de aquella vida, la paz relegándose al lejano mar que solo disfruta el ocio caribeño, el sendero calentándose solo por la pisada que se olvida como el libro mal leído. Olisquea sus páginas, porque es ya tiempo de la arena seca aceptante del abandono aurisecular. Aunque queda el último canto de cisne… escrito tanto peor cuanto mayor fue el desgarro —y desarraigo de ese hielo ardiente, de esa luminosa niebla, de ese metálico calor, de ese bermejísimo gris, de esa vívida muerte— de la empolvada arpa cuyo eco reverbera, por sola empatía suya, en este, mi corazón.
Porque hoy huele a mayo como dejó de oler a primavera. De donde brotan estos poemas, kitsch de bajísima estofa de don Aleixandre:
Anteayer
No sé de dónde La aurora encendió de la brasa
el silencio Mira Mira las gotas cayendo
como azabache mira ante el cabello
La esfera teje el espacio tiempo si bien la miras
Pero no sé de dónde surgió el xilófono como la cascada que vela
Quizás tú sepas pero la brisa no comprendes
si no vives la tigresa de las copas altas No no puedes comprender no
La respiración es honda cuando el automóvil desciende
y la frialdad (Tú lo sabes) agarra tremendos a la flor
Pero no sé de dónde viene el espejo celeste
Tú tú lo evocas Recuerdas Eras un jarroncito de verano
Cuando la luna cae finalmente brota lo fundido
con el calor de la herida beso de los barcos antiguos
No sé de dónde vino todo El lunar era mi vida
El tallo perfecto en que los pájaros se posan
Como el pico de la nieve reflejada en la pupila siempre cóncava
La voz que No sé de dónde la fotosíntesis y el verdor
consumen la mañana tan fresca y deseable
Las ondas de la escultura que canta gimiendo el silencio que no es la voz
Los rayos destructores de la fina capa de hielo todavía distante
como los labios del poeta en el ámbar ecuestre
La boca abierta como unos dientes Escucha Son rojos y melosos
(Oh oh oh otro río muerto y olvidado)
El dardo que mata al español y la armadura La pluma perdida
con la voz que No sé de dónde hastiadas cantaba cantaba cantaba
Ayer
Yo te escucho como un metal libre
oxidado encajado acuoso en un estanque y vibrando
Su lucha es por los peces tan tristes en el fondo
Yo te escucho No te apenas Vives aún la película fina
de un espejo alemán en el color
Ríes ríes ríes mucho
No sabes el escarlata del otoño epistolar
Las hojas cayendo toda una montaña blanca sobre tu lanza posando
El tenebroso oscilar de los planetas blancos y tiernos
La gravedad prieta en forma de espiral por su oro
Su oro enquistado en la fuerte bebida
El paraíso inmundo de esos mástiles cayendo a borbotones
El caos del amor los veleros la roca el baile
La casposa inercia de los árboles del invierno cabeza perdurable
La correa insoportable de perros y luminoso polvo
apesta entonces Escucha bien por el catalejo mordaz y despiadado
Es silencio la pregunta de su nítido mirar Es silencio Por qué Por qué Por qué
Al menos el tren una jornada Pero reina el gritar gritar en la piscina
Las letras no La maldad La ignorancia Las letras no El burdel prohibido
Escucha no son las letras Escucha Escucha Es el caluroso volcán
tan lejano el mar es un abismo cuyos barrancos beben del maremoto
Epicentros en islas La Tierra se mueve La oyes Así se mueve tu mundo
No lo enfríes pero no es la palabra Es la devastación de un cuerpo
que ha dejado al descubierto su vanagloria de las flores marrones
y no un arpa de escuelas tiendas de campaña solamente es el grado fácil
… fatal… No no es solo es idea
Dios sí juega a los dados
pues de la física quizás la posesión sea una flor de enraizada esencia
pero yo sé (o quiero saber) el caos del jengibre el día de feria
cuando lo bárbaro bárbaro es desatado Tú lo sabes Yo lo sé (O quiero saberlo)
El pabellón del sudor es la excusa No no No sé Quizá sea la pobreza quizá el anhelo
Pero es el pabellón del sudor como no es americano y sí español bandera azarosa
Si no la soga La soga pues un hado así Oh Oh Qué mentira Aunque lo sabes
Lo sabes porque la claridad de las rejas no es como la pantalla
El perfume se mezcla con la tierra como tu mirada con la no mía
Es entendible el tiempo así lo quiere
Mas las nubes y el mareo y la sangre por qué
O el río el Oriente el relato la banalidad por qué
La copa el plástico el enjambre el hastío por qué
Mira mira el dolor del parchís enfermizo cuando no ardiente
solo sabe el calor de la estufa los días de primavera recalcitrantes
Es entendible el intelecto así lo quiere
Pero dos días dos Explícamelo o hice algo mal
Parece un teatro mal planeado una forja en frío una estafa como una espina
una careta rosa y blandita cual peluche transmutado
Tan cerrado aunque rechoncho y del Yucatán Mejor que eso no no no lo es
pues ante México nada cabe nada cabe como ella
Nada como la mentira de los dos Entonces ahora siempre quizá
El verano del agua en el anaranjado evocar se come una vez más la era
qué era pero es que aguardas la caída de un don cuando solo resta el cigarro
Fuma Dios con tu suerte Claro claro
No tú y yo lo sabemos (o lo queremos saber) es cosa del azahar
que este año dejó el mar sin acabar
Pero puedes quedarte porque el campo de rosas no es total
solo me acompaña como al caminante en sus tornillos prometedores
siempre si es que la maldad aflora donde la escalera aguarda la muerte
siempre si es que no esperar es contrario a la vida y al abrazo furtivo
siempre siempre siempre Escucha No se perderá Es imposible No se perderá
ni aun cuando Dios no jugase a los dados porque el pasado bueno bueno
es brisa no tangible y mejor buscamos un bosque donde volar sin él
Vuelve
Oyes mis latidos desbocados ante la blanca perla traslúcida
cada vez que sus cabellos voltean
el mundo en palabras tan viejas
El mal de la lira que acaba el riachuelo tierno y pasado
Pasado pasado muerto como una figura de un sueño inventado
Mírame cuando vestías la roja pasión desenfadada solo una vez
Mírame cuando el negro y el rubio se alzaron en escultura frente a ti
Mírame cuando el abrazo único como el reloj amarillo y fresco
No puedes
No puedes
Oyes el llanto del punto medio y la Luna tan cercana
Dolor dolor como una esfera inflamada de imagen cabizbaja
Sabe del sufrimiento de la boca atada y muda cuando no es por besos
ante el barranco hostil en que la validación se esfumaba
Hasta mayo
Seis mayos seis
Oyes el agarre tierno del control de un aura tibia ligera mediocre y sana
como una santa pequeña y hermosa
Oh corazón tan viejo siéntate y llora porque no hay vuelta a la melodía pasada
Blanco y difuso mundo por qué no la haces mirar
Mírame mírame no solo esa vez que lo hacías agitando la cascada celestial
Mírame siempre por favor
Mírame cuando sonaba por favor
El éxtasis del llanto acaba ante la muerte por favor
Tú…
Porque tú eres el hilo hilvanado en la suerte del vergel
Por qué por qué no puedes
No puedes
No puedes
Y yo no puedo vivir así
En tu recuerdo, pajarito volador en caricias aladas, solo rozadas en el clímax aéreo
Michael Hoppé – Renouncement
Jim Chappell – Gone
Ojos que no ven, corazón que se ahoga
Oye oye la broma llegó demasiado lejos párate tiempo porque aún no viví
porque pensé que del amor a una piedra al menos bebería eternamente
mas hasta esto arrebatas en torbellinos Quieres taladrarme el alma
No no puede ser que la muerte me deshaga cual terroncillo derretido
cual animal ardiendo en piras etéreas cuasi hipnóticas
Y que tú que te deslizas como el jabón por el polo norte
un día seas roca en el fondo del océano olvidada para siempre
No no no la broma llegó demasiado lejos basta ya de ardides
pesos que el corazón no puede soportar sin ahogarse
Dos mayos dos de sirenas de mármol acabados en lanzamiento
Pero ahora no es como cuando el mar parecía infinito El continente es todo lo que queda
y sequía aridez gusanos plantas secas cual musgo tostado cual pechos fundidos y exhaustos
No no no por Dios la broma la broma es como una parrilla de hierros ardientes
en que hierve la sangre para no volver Sabes se evapora a las nubes
Ojalá restemos allá si aquí jamás vuelvo a verte
como un corazón ahogado lo hace en su misma sangre
No puedes no ni yo puedo pero la roca quizá deje de caer un día
cuando el verde brote de nuestro olvido bajo el ciprés de piedra Escúchame
Escúchame sí amada desterrada por siempre de mí y para mí Durmamos mientras esta vida siga
Yo te esperaré como la piedra derruida al fin del camino
aunque me pises y pises como al guijarro despreciado
En ti viviré por la decisión a distancia de la pasión que me inunda Adiós
Que nuestras estelas se crucen en nuestro adiós
Que mis ojos te vean en nuestro adiós
Que muramos en nuestro adiós adiós
Nuestra broma del adiós
Solo restando el adiós
Solo el adiós
Oh adiós
Adiós…
Paul Collier – Always watching over you
Astor Piazzolla – Oblivion (Metamorphose String Orchestra)
Manas
Degusta la tostada lengua de arena cuyas piedrecitas negras
entre los dedos quedan encajadas Saboréalas son el calor del verano
Las olas azotando tiernamente con su aroma a flores ardientes
Las has tragado Ojalá restara un poco de lana para mi corazón
pero la afilada espada dividió a las aguas y la bahía no volverá a ser la misma
Oh si lo hubiera sabido Nada nada nada si lo hubiera sabido
La cabeza rozándose con el cielo degustando la montaña su fosa
donde el sol y el verano son uno solo en la fusión con la escultura
Oh oh el jarrón con sus asas tan blandas cayendo en su nube a la mente
Oh oh la doblez tenue que permite el ángulo maestro
y la virgen lengua de arena en la playa lugar de matorrales tostados
Solo es la noche del espejo enmarcado
como solo fue el duro hueso entre los engranajes de la cortina
Solo una tez reseca creída por meteoros devastada en que solo reinaba
la tranquilidad de una playa que buscaba turistas
Las toallas mojadas se cuentan por miles en la campaña exitosa de la lengua de arena
la lengua de arena donde llueve escucha solo para mí
Si las pompas de jabón en su salud brotaran las olas llegarían a cada toalla
El reflejo del sol sería como el chimpancé perdido en el camino de madera
Ahí ahí ahí tienes al sol como lo tuviste y tendrás en la montaña de polvo alhambreño
El mástil en tierra de aquel naufragio que el banco produjo
La playa visitada en sus sombras y huracanes calores y presas fiestas y dolores
Su olor (huele huele) a algas y conchas cuando no a marismas A marismas ante todo
fundirse en su arcilla dormir en sus aguas (el gris del espejo el gris mentiroso)
flamencos y besos dunas y palos paseos y lenguas de arena en las cálidas olas
El disfrute ajeno
Cántalo, cántalo como lo cantas desde el centro del universo.
Al viento regales
el brillo cándido del alfiler, en su brisa inhalada como el inmenso mar;
la áspera perla donde reside la joya del tierno morder;
la fuente de lado a lado tan racionalmente definida,
la columna que transporta al arte liviano del crepúsculo;
o ese perfume que ser tocado ante la final caída, plenamente mística
en su fluir, siempre inundando de dicha al vivaz rosal, casi pintado.
Cántalo, cántalo aunque me suponga la sangre sólida y dolorosa.
Allá donde resida el fino y rubio aura volando en vuestro éter,
allá donde lo haga la puerta por su par cerrada;
allá, allá donde el diamante refulja en una habitación solo por ti iluminada;
donde el melódico compás os convierta en dioses;
allá, allá cántalo con tanta fuerza que pueda oírlo el mundo, como ya lo cantas;
nada hay de las piedras blancas que pueda osar miraros,
nada.
Seguid como los pájaros, la noche y el día, reine el sol o la lluvia;
las nubes solo habitan en el alma flotante de quienes no viven la vida.
Para cuando el corazón solo halle respiro en la empatía; en la empatía egoísta de la lejana Arcadia
Ennio Morricone – Gabriel’s Oboe (For Cello and Orchestra)
Sergei Rachmaninoff – Vocalise Op 34 No 14 (For Cello and String Orchestra)
Muera la emoción
Maleante que perturbas como onda en el estanque
la calma de la gélida brisa en esta taiga,
abandona la furtiva tala de los árboles que tanto cobijo dan
al pescador las noches de invierno,
el robo del fuego genuino que permite la supervivencia
solo por el gusto inmediato de una ducha caliente.
Exquisita asesina de esos osos como cabañas que rigen la suerte
del soplar y crujir de un cerebro enlatado,
¿qué pretendes con la pluma del ave escribir,
qué con tus pasos alentar,
qué con tus aullidos evocar,
qué siendo una triste pordiosera de mi atención del tedio arrebatar…?
Aléjate, aléjate como el imán no es solo cosa de atracción;
rompe al fin aquella esfera de cristal con que te veías ya incendiando mi bosque,
mi frágil estanque helando, mi madera malgastando, mis animales mortificando,
y tomando mis propias armas para clavar el puñal la noche de invierno.
Busca el calor donde yo no resido y procura enjutar el desierto aún más
con tus manos de vieja.
No aceptaré tus polvillos de oro, abuelita enferma y corrupta,
pues en la tierra no siembran las pretendidas copas, sino cristales que cortan
como corta la fundición de hierro en el silencio del Polo Norte.
Engaña tú a los pechos acelerados y marcados en sus vivarachas llamas,
a los extremos airosos como el girar de una hermosa noria,
a la joyita sonriente de una tez de alabastro (la tuya)
o a la morena de gitanos zarcillitos;
sí, confunde tú en las ciudades comerciales de los puertos de Europa
a carreteros y marineros, meretrices y poetisas,
pero deja restar al ermitaño solitario de la taiga insoluble en el ladrón de manzanas.
Arda tu suerte con la suya creyendo ser el capitalismo la novedad certera:
déjeme a mí de lado la fuerza de esa estación a la que ya no llegan trenes
como el ñu de esmeraldas y garbosos bailes ya para siempre esquilmado.
Nunca, nunca vuelvas si no es con los rejuvenecidos labios
de una amiga con que florezca el campo y no se hiele,
cuando el cultivo permita la llegada de la primavera y la dicha de los peces,
el arpa desempolvado y jocoso en su caliente habitáculo,
pleno en su cantar al cielo tras rellenar las fosas de los animales enterrados.
Nunca, nunca vuelvas hasta entonces,
querida maleante que perturbas como onda en el estanque
la calma de la gélida brisa en esta taiga.
Wolfgang Amadeus Mozart – Requiem (Lacrimosa)
Antonio Vivaldi – Invierno de las Cuatro Estaciones