El 4

El día que gritaras tan, tan alto, que despertaras de su letargo al abatido por la pereza, persianas bajas, incesante torbellino entre las lindes del acolchado rectángulo, por un amor consumido de veras, arrebatado al verdor en el trance de su clímax, ¡qué afuera gemiría de infaustos dolores el martillo que buscara clavar!… ya no hubiera espina distinta jamás injerta, sino solo una incesante quejumbre, oh Dios mío, no quiera imaginar semejante tormento… ¡Aquí vivo, en cambio, cual procurador de cuantos mares copan el ínterin entre las dos, herida tan mentirosa frente al supremo suicidio de entre aquel arrebato y la continuación de una vida gozosa del más funesto sinsentido! Mas no es solo arrebato de… no pudiera imaginar de encerrada por mis brazos arrojada la ría a las negras mareas del no ser… y de ahí, sí, el genuino arrebato, la genuina alarma, el genuino límite… Así era mi tranquila velada de hoy conmigo mismo, furor de ojos saltones, endiosamiento del anti-placer, subordinación al puro dolor y verdadero jugueteo con el masoquismo emocional: ¡cómo coquetear siquiera con que pudiera algo tan cruel tener lugar, y sin embargo saber que cosas así suceden, han sucedido y sucederán…! Y qué ha de surgir de ahí sino esterilidad emocional, una extirpación de toda noción del alma humana, en el reino de la infinita congoja, que siempre, siempre es parte antinómica del Amor… Límite. Ballenas. Amor.
    Y sin embargo —un sangrantísimo, ahogador, extirpador de la más mínima gota de aire sin embargo— gracias al mundo por alejarme del lunes que nunca me gustó; no, al mundo no, a ti. A ti. Oh, oh, oh… A ti. Oh…

ESTÚPIDO RETRATO: ENVIDIA; FALSA CARENCIA.

Verano: Rey, ¿pues cómo no ibas a merecer más que una sencilla princesa? Piérdeste en la tostada maquinación de una risa idéntica —no me doy cuenta aún, pero en solo cuestión de quince meses toda identidad se tornará en caja de truenos, bebida de la plácida fustigación que la envidia conversada entraña: It´s just the silly phase I’m going through…—, piérdeste en la salsa de una vida infantil como mil langostas. «El horóscopo, ¿qué estupidez es esa?» canté entonces con alguien, más no vas a escuchar. No vas a escuchar porque no me doy cuenta del juego que ahora te induce la neurosis más acusada de cuantas existan: el… «Te mereces…»: ¡qué es merecer tú más que cuanto del Universo quieres con el más intenso ansia! «No soy ansioso…», solo sentirás ansia por ti… por ti…

. . .

Pabellón: Mírate como yo te imaginaré en (¿cinco?) años —no lo pienso todavía, mi camisa blanca abierta de eunuco lo demuestra, pero algo me inquieta en… ¿tengo una foto?—. Mírate. Soñarás con Lynch, no podrás vivir en lucidez, solo un autobús zigzagueará mientras yo intentara besarte, pero te beso ahora, no te preocupes. Dame cual baile venéreo cuatro años antes del «es que es muy feo» un poco de ese azul que reposa modesto sobre unas carnes blancas y apagadas por la magia del conflicto, darásmela de eso no puedo decir un número, pero dístemela en miel hace días que pasaron como toneles de vino, tú no te acuerdas ya. Unos viejos pisando las uvas, un estúpido griterío, solo tú conversando, un cuerpo y yo: «Rey, ¿pues cómo no ibas a merecer más que una sencilla princesa?»…

. . .

Silla en el balcón, piano, lágrimas sobre una planta…: «Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero…» durante funestos años a la rosa de Rachmaninoff, o bien al cristal roto de agosto, celeste pasión para siempre enterrada; pero ante todo a una roca que por el acantilado rodaba y rodaba, «cómo la quería, cómo la quería»… Y todo por un «solo dame tiempo: te querré, te querré, te querré, te querré, te querré…» enquistado en el clavo del «cómo la quería, cómo la quería»… De ti me olvido. Pero otra queda, una «mírate como yo te imaginaré en (¿cinco?) años…». ¿Por qué no grité? Tú rebosabas de un silencio apretado entre las nalgas y el asiento, presión aérea de entre dos oídos que no se unen por el hilo de sus dulces instrumentos, oh… ¿Por qué no grité para ti? ¿Gritarás para ti, gritaré en mí para…? 

. . .

Solo un piano: Ay, me muero: ¡qué bien tocas! Cada tecla resuena en mí como una gotita de agua, cristalcillo que se clava en el corazón, droga del masoquista que siempre es el amante… ¡Y esta noche cómo tocas, cómo tocas a la oriental, Oriente ya no vale, tú eres esas banditas de aire fresco pero tan caliente que hacen mecer el cuello de lado a lado, qué notas, qué notas…! Y qué intensidad pones en la clave, en el ascenso, en el clímax de esto que solo es un ordenador: déjame besar tus manos mientras tocas para mí, que muero, muero…

. . .

EL CUATRO

Y después, y antes, y en paralelo, no vives, solo hay análisis, no hay eso frente a ti, a no ser que haya de por medio no el nudo tanto como el canuto. Pero en el análisis hay dolor, porque portas las gafas oscuras. Y creías ser tan diferente de los demás, nunca viste en otros un espejo tuyo… Mas, ¿y para qué querías? Quizás, de haberlo encontrado, a la par hubiera en ti surgido la insuficiencia frente al que también fuera de ese modo, no por ello menos alegre tu idea de haberte tornado en amargamente «normal». Pues sí, donde hay esa implicación negativa, esa idealización inversa, como con ella tomé hace tanto (¿acaso vivió aquella idea vez alguna en tu mente?), tanto…; digo, hay allá una comparación febril, una envidia inagotable, ergo una insuficiencia, una carencia que no se representan sino en la idea clara del infinito: infinitas necesidades, frente a… ¡Quién eres entonces! Una identidad diversificada infinitamente en sus intereses, a saber, la constante partida de menos infinito, dícese un tiernísimo cero de ser «especial». Hete aquí que no deja de ser mentira un gusto tan dispar en música, vestimenta e intereses con respecto al tipo, tipo: ¡yo no soy un tipo! Y, sin embargo —otro durísimo sin embargo—, soy solo un tipo más de entre no tantos sino… ¡se pueden contar! Dejemos la palabra. Que hablen hoy por mí. Claudio Naranjo, no venga usted del mundo de los muertos a solicitarme que le presente a usted en estilos APA ni de ninguna clase. Métanme en la cárcel. (Fíjate, es muy similar a un «escúpeme, por favor»; cuando no deja de ser un «te consumirás entre la fuerza y el ahogo de mis brazos»).  

El estado emocional de la envidia implica un doloroso sentimiento de carencia y un ansia por
aquello cuya falta se percibe. 

DE UN MUERTO ✞ 25/10/2021

No.
No puede ser que tú también,
otrora gustando los frutos del vergel,
ideal enemigo de mis sombras,
eterno repetidor del ¿otra vez?,
caigas fulminado
en el pozo de esta discordia.
No.
No puede ser que tú también,
fantasma telúrico de la flor,
afortunada corriente:
vividor paradisíaco
de los perfumes del ardor;
dotado tú,
de las alas de la pretensión,
hayas caído rendido
ante el rosado trono
de esta consumación.
No.
Me niego a aceptar que tú,
amigo encadenado,
como el Sol,
por un deseo,
bebas de las mismas miserias
de las que lo hago yo.
No.
Me niego a aceptar que tú,
como un triste ángel caído,
te arrastres conmigo en las mazmorras
en vez del metálico golpe,
y a cambio de la celestial admisión.
No.
Me niego a llorar junto a ti,
extraño,
hasta que conozcas también
mi futuro dolor,
que llegará tras la Luna perdida:
el apocalipsis de la eterna inacción.

PARA OTRO MUERTO ✞ 23/08/2028

. . .

La situación supone un sentido de la bondad como algo exterior
a uno mismo, que debe ser incorporado.

DE UN MUERTO ✞ 6/1/2023

Puedan todos los seres tener la felicidad y las causas de la felicidad.

Puedan ellos estar libres del sufrimiento y las causas del sufrimiento.

Puedan ellos nunca separarse de la felicidad sin sufrimiento.
Puedan ellos permanecer en ecuanimidad, libres de parcialidad, apego y aversión.

Y recuerda conmigo la clave, pues, en efecto, todo reside en Amor, pero no Amor, sino Amor: oh, la redefinición de Amor —el adoctrinamiento de quien hará casi cuarenta años que no toca a una mujer—, y, sin embargo, sigue siendo la única salida al ensordecedor velo del egocentrismo. Recita unos mantras. Seguro que eso te salva la vida. Seguro. Seguro.

¡Ay…! ¡Ay…! Por favor, solo te lo pido… Dios. 

Puedan ellos nunca separarse de la felicidad sin sufrimiento.

Puedan ellos permanecer en ecuanimidad, libres de parcialidad, apego y aversión. Puedan ellos nunca separarse de la felicidad sin sufrimiento.
Puedan ellos permanecer en ecuanimidad, libres de parcialidad, apego y aversión.

Puedan ellos nunca separarse de la felicidad sin sufrimiento.
Puedan ellos permanecer en ecuanimidad, libres de parcialidad, apego y aversión.

. . .


Mediante una comprensible reacción a la
privación y frustración tempranas, la envidia
constituye un factor de auto-frustración en la
psique, porque la excesiva ansia de amor que
conlleva nunca sacia el sentimiento crónico
de escasez interna y de maldad, sino que, por
el contrario, estimula mayor frustración y
dolor.
La frustración es una consecuencia natural de
la envidia. […] cuando llegan los envidiosos
y ven a las distintas almas sometidas a
diferentes torturas según la diversidad de niveles infernales, se sienten frustrados y
sufren al ver que no hay lugar reservado para
ellos.

DE UN MUERTO ✞ 15/5/2022

Ojos que no ven, corazón que se ahoga

Oye oye la broma llegó demasiado lejos párate tiempo porque aún no viví
porque pensé que del amor a una piedra al menos bebería eternamente
mas hasta esto arrebatas en torbellinos Quieres taladrarme el alma
No no puede ser que la muerte me deshaga cual terroncillo derretido
cual animal ardiendo en piras etéreas cuasi hipnóticas
Y que tú que te deslizas como el jabón por el polo norte
un día seas roca en el fondo del océano olvidada para siempre
No no no la broma llegó demasiado lejos basta ya de ardides
pesos que el corazón no puede soportar sin ahogarse

Dos mayos dos de sirenas de mármol acabados en lanzamiento
Pero ahora no es como cuando el mar parecía infinito El continente es todo lo que queda
y sequía aridez gusanos plantas secas cual musgo tostado cual pechos fundidos y exhaustos
No no no por Dios la broma la broma es como una parrilla de hierros ardientes
en que hierve la sangre para no volver Sabes se evapora a las nubes

Ojalá restemos allá si aquí jamás vuelvo a verte
como un corazón ahogado lo hace en su misma sangre
No puedes no ni yo puedo pero la roca quizá deje de caer un día
cuando el verde brote de nuestro olvido bajo el ciprés de piedra Escúchame
Escúchame sí amada desterrada por siempre de mí y para mí Durmamos mientras esta vida siga
Yo te esperaré como la piedra derruida al fin del camino
aunque me pises y pises como al guijarro despreciado
En ti viviré por la decisión a distancia de la pasión que me inunda Adiós
Que nuestras estelas se crucen en nuestro adiós
Que mis ojos te vean en nuestro adiós
Que muramos en nuestro adiós adiós
Nuestra broma del adiós
Solo restando el adiós
Solo el adiós
Oh adiós

Adiós…

PARA OTRO MUERTO ✞ 14/10/2023

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Mientras que el punto 4 representa una enérgica reclamación al exterior, una intensa demanda de aquello que falta, el punto 5 se caracteriza por una
actitud psíquica de abandono de cualquier expectativa con respecto al exterior y, por el 
contrario, una preocupación por retener la propia energía, dedicación y atención.

DE UN MUERTO ✞ 20/5/2022

El disfrute ajeno / Dos, dos, dos de mi corazón, encuéntrala; encuéntralo…

Cántalo, cántalo como lo cantas desde el centro del universo.
Al viento regales
el brillo cándido del alfiler, en su brisa inhalada como el inmenso mar;
la áspera perla donde reside la joya del tierno morder;
la fuente de lado a lado tan racionalmente definida,
la columna que transporta al arte liviano del crepúsculo;
o ese perfume que ser tocado ante la final caída, plenamente mística
en su fluir, siempre inundando de dicha al vivaz rosal, casi pintado.
Cántalo, cántalo aunque me suponga la sangre sólida y dolorosa.

Allá donde resida el fino y rubio aura volando en vuestro éter,
allá donde lo haga la puerta por su par cerrada;
allá, allá donde el diamante refulja en una habitación solo por ti iluminada;
donde el melódico compás os convierta en dioses;
allá, allá cántalo con tanta fuerza que pueda oírlo el mundo, como ya lo cantas;
nada hay de las piedras blancas que pueda osar miraros,
nada.
Seguid como los pájaros, la noche y el día, reine el sol o la lluvia;
habitan las nubes solo en el alma flotante de quienes no viven la vida…

PARA OTRO MUERTO ✞ 25/9/2023

. . .

La conexión con la vanidad es incluso más importante que con la avaricia, porque el punto 4
constituye un miembro de la triada de la esquina derecha del eneagrama, que, en conjunto,
gravita alrededor de una preocupación excesiva por la imagen de sí mismo. 

…Victimista porque nadie asume responsabilidad por sus actos. La gente se conduce como “ay, soy una víctima”, pero dentro de cada víctima hay un victimador, alguien con aspiraciones de hacer víctimas a otros, porque odia, odia mucho. Hay que decirle “mira, odio no”. 

DE UN MUERTO ✞ 6/1/2022

Qué pedantería… ¡Qué pedantería más insoportable! «No, es que eso es un puro psicologismo, ergo carece de todo valor». ¡Anden allá, que yo no vengo con pretensiones de «triturar», como ustedes dicen, concepto alguno! Yo vengo a hablar de mí. 

YO. YO. YO. YO. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡YO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Y TÚ.

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Mientras que una persona del eneatipo III se identifica con la parte de la personalidad que
coincide con la imagen idealizada, el individuo del eneatipo IV se identifica con esa parte de
la psique que no consigue ajustarse a la imagen idealizada y está siempre procurando lograr lo
inalcanzable. Se trata de una persona animada por una vanidad que no llegó a alcanzar su
objetivo por la mezcla que contiene de sentimiento de escasez y de carencia de valor.

DE UN MUERTO INMADURO ✞ 7/4/2022

No sé. El hartazgo copa casi todos los planos de mi vida. Es una cosa terrible esto de la mediocridad. Una lucha absurda si no se la acepta.

Y ¡ay Dios mío del supremo delirio! ¡Ay, ay, ay, que muero de vergüenza suprema!

PARA EL MÁS INMADURO MUERTO ✞ 10/3/2022

… Ojalá
hubieras seguido por siempre
regalando dulces melodías a mis oídos,
ahora tan habituados al silencio telúrico;
y ojalá hubieras seguido queriendo
verme no solo
tras los barrotes de esta cárcel
a la que volví tras el año
de tumultuosas esperanza,
no siendo, Dios mío,
tu interés el actual fantasma;
y ojalá no me hubiera arrastrado
como me arrastro
como un gusano
por la tierra del desdén;
y ojalá no hubiera sido un loco
interpretando palabras huecas de sentido,
y haber disfrutado en mi vida
de alguna indirecta genuina;
y ojalá tu invitación
a darme cuenta de lo que valgo,
en comparaciones odiosas
con amores platónicos pasados tuyos,
como el origen del universo,
no solo sea un arma para dañarme

. . .

Mientras que en la envidia la culpa es una tortura consciente, en la avaricia está parcialmente velada por una aparente indiferencia moral. Mientras que en la envidia la depresión se manifiesta con una evidente aflicción […] Mientras que el eneatipo V implica una atmósfera interior de quietud, en el eneatipo IV supone una atmósfera de remolino y turbulencia.

DE UN MUERTO ✞ 3/10/2023

Delirium tremens

Como poseído por la hiel que exhala vuestro frenético torque, irresistible ilusión del rebajamiento al rubio, al más anillado arrastre, no pude sino arrojar el Universo entero esta noche a la obsesión por una imagen, otra imagen, ese crisol de imágenes jadeantes en la lista de los siete cráteres… No sé si quiero o no que sea la pesadilla más real que la realidad (la invitación al supremo gozo ajeno): da igual lo que pase, ya la he convertido en el fuego más verdadero. Y la única forma de apagarlo es una…
    No, no, no. Ni aquella, ni esta. Basta de cuerdas, africanos y vías del tren. Basta de cuencos tan inexpugnables para un alma arrojada al desenfrenado alcoholismo de las ideas… El poder, ¿a dónde se circunscribe en el lecho de muerte de la tonsura? No sé qué es libertad, pero desde luego no lo es la vía unívoca del sueño que te despierta indicándote el camino: Haz eso. Si lo haces, puedes olvidarte de todo el futuro, de todo el pasado: todo, toda la intensidad de miles de inteligencias, de miles de pasiones, de miles de incendios, muertes, vidas, estrellas, fuegos, concentradas en una visión de ventana, desde tu nicho perezoso… Oh… La tortura del placer cuasi supremo donde la amargura de la comparación reside: esa, esa, esa es tu maléfica hiel que me inunda tras escasas cuarenta y ocho horas… Quiero salir. Salir para siempre de aquí…
    Y sin embargo…. qué vomito me sube por el estómago. Negrura, negrura, negrura… Y cuán intenso verdor, qué amarillento el aire, al fin baja algo, no me llega la sangre, una presión sobre las sienes, una columna hirviente que al fin se disipa… ¿Quién serías tú si la Valentía hubiera dado un golpe sobre la mesa, o si hubieras sin más tenido la suerte del yugo, di…? No sé qué habría hecho, conociéndome tan poco como me conozco. Dadme consejos, mas no podéis ayudarme. Dadme consejos… su despótica autoridad del dogma
… Cómo brotaríais del desprecio si tuvierais poder…

PARA UN MUERTO ✞ 13/10/2023

. . .

Como la envidia de las mujeres también es experimentada por algunos hombres en distintos
términos eróticos, también podríamos hablar de «envidia vaginal», aunque soy de la opinión
de que las fantasías sexuales están derivadas de un fenómeno más básico de «envidia de
género», que supone un sentimiento de superioridad del otro sexo.

DE UN MUERTO ✞ 28/6/2023

Al recuerdo tras el olvido lo caracteriza la repugnancia, la vergüenza, el asco más corporal: las ganas del querido compañero en el camino a las escaleras… En los vastos jardines sin aurora. ¡Sin Aurora! ¡Sin Aurora! ¿Cómo se define la Aurora? Sórbela, eso te dice el olvido. Sórbela ahora mismo. Un helado de Harakiri de quien la nobleza sabe solo cuentos de hadas. Volando y volando, de carro en carro, simulando ser Dios donde la luz son dos pequeños bloquecitos que excitan la frenética oscuridad. Eres la Guerra de los Treinta años entre astros y mujeres, bolas de gas y polvo; sorbiendo la aurora solo las inflas, como el infinito recorre tuberías, estremeciéndolas cual tan divino saco de nervios.

… mientras sentirse puedan en un beso
    dos almas confundidas;
mientras exista una mujer hermosa
    ¡habrá poesía!

. . .

Aún más sutilmente, la envidia puede manifestarse como una búsqueda constante de lo extraordinario y lo intenso, con la correspondiente insatisfacción con lo ordinario y lo no dramático. 

DE UN MUERTO ✞ 29/4/2022 La ordinariez Yo no quiero la babosa al suelo húmedo aferrada, cuyo solo alimento es el tubérculo del famélico tragar; ni la aurícula desempleada ante el murmurar basto que solo las lentes emplea en la refracción de lo insaciable.     Yo aspiro, aunque vanamente, a la bolsa de plástico ancestral en su evaporación de la nueva América. No a la punta que solo el cereal busca sofocar en sus noches extraviadas. No al cantar infantil que solo la voz ronca de bombardeos y Pestes puede gemir en infernal volumen.     No, no quiero solo la fosa común del invernadero tan caliente: yo aspiro, aunque vanamente, al ciclo completo de soles y lunas, cuando no viciadas por el ajetreo de las puertas colapsadas en aquella sordidez, inaudita como tracciones catenarias, siempre morada aunque aferrada al vaivén de las cuevas de hace un año.     Yo no quiero a la melodía desprovista de su esencia, restando la flácida piel con el destruir ocioso. Que caiga, que caiga como caen las lágrimas de Dios. Que la estación amarga inunde las rías gallegas en los siniestros sollozos de quien arrastra su suerte a la babosa de centurias ya probadas. Pero a mí no me arrastren con ella: déjenme restar, aunque vanamente, en la espera incalculable de la mecánica escalera, donde cante no ya solo la muerte de una alma joven trastocada por desdichas; donde baile ya no solo la muerte de una alma joven ceñida al voltio insecticida; donde toque ya no solo la muerte de una alma joven, cabeza de la cabaña ganadera; donde al fin agarrar el Ministerio fuera posible con trabajadoras manos, sucias de carbón y asfalto, mas no solo de humedad y hambruna como el metal incandescente, emperador de la mediocre banalidad.

Mientras que la avaricia y, más característicamente, la ira son rasgos ocultos en los síndromes
de personalidad de que forman parte (ya que han sido compensados por un desapego patológico y por rasgos reactivos de benignidad y de dignidad, respectivamente), en el caso de la
envidia la pasión misma es evidente y la persona sufre así por la contradicción entre una
necesidad extrema y el prejuicio en contra de ésta. De igual modo, a la luz de este choque
entre la percepción de una intensa envidia y el correspondiente sentimiento de vergüenza y
vileza por ser envidioso, podemos comprender el rasgo de «mala imagen»….

DE UN MUERTO ✞ 19/4/2022

… Cuando no existo contemplo con envidia los océanos, los bosques, las montañas e incluso los desiertos de la Tierra: en ellos habita algo. En ellos existe algo más allá del dolor existencial. En ellos se cuecen las melodías primitivas pero alegres. Aquí, en cambio, cuando no existo, solo envidio. Envidio. Envidio. Envidio. Envidio a los que existen por existir, aunque su existencia sea miserable, fugaz, estúpida o maligna. […] Cuando no existo llego a veces a sufrir por no existir y envidiar a los que sí lo hacen y genuinamente, cada día de su vida; sin embargo, a veces, también, cuando no existo, me separo de ellos y los agrupo bajo el lema de la desdicha. Al fin y al cabo, la desdicha existe, y, ellos, también. Como se ve, los infelices y los que existen tienen mucho en común. Pero, cuando yo no existo, no. Solo supone un efímero estado de transición aquel nudo del no existir, formado para ahorcar las vísceras de uno, aquel corazón empalado, aquel cuerpo desangrándose, aquella fatiga primera, aquella hipotermia que retumba en el alma como un eco empero infatigable de 140 decibelios. Mas después… después… después viene el engaño. Entremedias hay un valle. Un valle de gracias y creencia de sabiduría. Entonces, cuando no existo, no pienso; medito, camino por la calle sin reparar en nadie. Entonces, cuando no existo, no me importa ni siquiera el motivo por el que no existo, aquel demonio del eterno retorno, cada día, cada noche, a todas horas; de hecho, entonces, cuando no existo, percibo a aquel demonio lejos, aunque no me siento especialmente seguro. Digo que nunca más se me posará, y que, si lo hace, me dará igual. Pero entonces, cuando poco a poco vuelvo a existir, vuelvo a tornar a la película en un hecho personal: una función por mí representada. Y los papeles de los demás se recolocan. Y el diablo vuelve con su trino a azotar los dones de la paz interior. Así es como, cuando no existo, vuelvo a existir.

PD: GRACIAS POR ACORDARTE DE MÍ. PARA UN MUERTO ✞ 22/10/2023

DE UN MUERTO ✞ 23/4/2022

Varios poemas inaguantables:
I. El sol amiantado

Un cristal hay,
de los de la ventana rota,
encajado entre mis pulmones.
Sentirlo puedo
cada vez que lloran
su sangre admiradora
de la bondad del otro.
Al inicio el moverse
desangra alegría,
pedantería,
e ingenuidad.
Tras el inhalar hambriento,
persecutor de una esperanza,
deshace el respirar
y lo torna quedamente
en ahogo virulento.
Dos soles podridos
busco ver,
donde solo mis bronquios
escupen su sangre.
Y dos sonrisas falsas,
donde solo mi tráquea
se consume en su horca.
Y dos animales muertos,
donde solo mi pecho roído
enferma en su tímido vuelo.
¡Cuán siniestro asbesto
copa la admiración
que en mi persona mora!
Y cuán soleado día
recuerdo
el arrojar tus piedras a la ventana,
y romperla tan dulcemente,
sin que advirtiera el cristal
que desde entonces,
día a día,
mataría
la dulzura
que solo ahora en los otros
puedo admirar.
Me has hecho,
¡oh, yo tan querido,
en mi paranoia!,
un enfermo vicario
del Sol uralítico
que en verdad viven los demás.
Me has hecho,
¡oh, único en el mundo
que creía velar por mí!,
una víctima
de la putrefacción vírica
del amar.
Me has hecho
envidiar
lo que Zeus a Aurora
hiciera desatender en su palacio;
me has hecho incluso
desear la vejez y la muerte
ante la fortaleza
de este sistema
que me mantiene en vela
luchando contra las fibras
intrincadamente hundidas
en mi interior.
Ojalá jamás haber trabajado
en semejante fábrica;
y ojalá poder no ver
en cada esquina nunca más
ese veneno del eterno doler.

. . .

El rasgo más notable desde el punto de vista de número de descriptores que incluye es el que
implica un concepto pobre de sí mismo. Entre sus características específicas figuran, además
de la «mala autoimagen» en sí, otras como «sentimiento de inadecuación», «inclinación a la
vergüenza», «sentido del ridículo», «sentimiento de poco inteligente», «feo», «repulsivo»,
«podrido», «venenoso», etc. […] Tal autodenigración es la que origina el «agujero» del que surge la voracidad de la envidia propiamente dicha en sus manifestaciones de aferramiento, exigencia, mordacidad, dependencia y apego excesivo.

DE UN MUERTO ✞ 23/4/2022

II. En vano

El azahar me evoca
tus purpúreos oros reflejándose
en los ojos llorosos del tiempo.
Mi acompañante
tierno y traidor,
espejo periódico
de aquellos gestos tuyos,
de aquellas sonrisas e iras,
ya imaginadas,
ya tan reales como tu dibujo;
del asimismo lila rozarte,
siempre, siempre soñado.
Hoy el estanque violeta
huele a nuestra muerte.
Seremos viejos,
como los hilos
de tu acompañante y el mío.
Y su fusión tan esperada
eco será solo
de un pasado deshecho,
falso engaño del no fue en vano.
Mas lo es.
Y llorado.
Llorado como tus argentinos zarcillos:
aquellos a los que nunca pude
amarrar mi vida
en disfrute del difunto aroma
de tus purpúreos oros.
Porque aunque un día
el cielo de tus arcos beber tolere
las fuentes de la morada diosa,
nada,
nada,
nada será el pasado,
y lo vano será vano,
como el traidor de tus purpúreos oros.

¿Y por qué cojones escribo tan mal? ¿Importa acaso si lo que hago es expresar lo que me venga en gana? La ortografía. ¡Joder! Mal, muy mal, porque da igual, da igual escribir así. Yo no vivo para escribir bien, mamones: no les exijo que les guste lo que escribo como ustedes no deberían exigirme que escribiera mejor de lo que escribo. Ah, claro, es cierto, mis palabras son un grito al vacío: ustedes no exigen nada porque ustedes no existen. Las preposiciones. Aunque cierta vez alguien quizás caiga, caiga acá, allá, acullá, o donde coño quiera mi teclado que para entonces haya sobrevivido al paso del tiempo con las adolescentes ganas de seguir escribiendo. La gramática. ¡Me das igual! No, en realidad, no. El lenguaje. Alguno me diría que no estoy yo demasiado bien conmigo mismo, ¡ja! Pues por eso, por eso escribo…

PD: GRACIAS POR ACORDARTE DE MI YO ILUMINADO. PARA UN MUERTO ✞

. . .

… Para comprenderlos, deberíamos evocar, más allá del sufrimiento que surge de
una pobre autoimagen y la frustración de una necesidad exagerada, el uso del dolor como
venganza y una esperanza inconsciente de obtener el amor mediante el sufrimiento.
Los individuos del eneatipo IV, como resultado de estos factores dinámicos y también de una
disposición emocional básica, no sólo son sensibles, intensos, apasionados y románticos, sino
que también tienden a sufrir de soledad y pueden albergar un sentimiento trágico de su vida o
de la vida en general.
Poseídos por un profundo anhelo, dominados por la nostalgia, íntimamente melancólicos y a
veces visiblemente lánguidos y llorosos, son en general pesimistas, con frecuencia amargos y
algunas veces cínicos. Rasgos asociados son lamentación, queja, desánimo y autocompasión.

DE UN MUERTO ✞ 2/6/2022

Qué va a decir

Qué va a decir,
si yo soy como el guijarro apagado de la calzada romana,
como la salida de la ciudad entre gafas rosas,
como el pretexto del mar el día de dos jóvenes,
si yo soy y quizá seré
como la escoba y el polvo el día de verano,
como a quien toma el semáforo rojo al suyo solaz,
como a quien duerme con los ojos abiertos
pensando la estatua ser observada,
presidio de un cementerio invisible.
Qué, qué va a decir, alma mía,
si el disfraz ni siquiera porta,
si de la creencia el pilar es arcilla mojada,
si del plegarme a Dios en alfombra tórnome,
si de suplicar el mísero escupitajo recibo la más negra lluvia.
Qué, qué va a decir
cuando el sentir de uno es la cadena de su vida,
cuando al agujero se arroja en espiral día tras día,
cuando el teatro se hace célere y vivaraz
solo por el qué va a decir.
Pero nada dice.
Qué, qué va a decir
si yo digo cuanto dice quien masacra
los anhelos de una Luna llena.
Qué va a decir
si mi pluma es la sola palabra en el silencio
que nunca llega a quien jamás dirá.
Oh, insoportable filme
al que penetra vez tras vez la luz en su nieve.
Sí, la nieve intempestiva que aconseja.
Aconséjame ahora en la espera, Dios mío.

Qué va a decir. Qué va a decir…

. . .

Igual que en el niño un aspecto funcional del llanto es atraer los cuidados protectores de la
madre, creo que la experiencia de llorar contiene el aspecto de procurar atención. Así como
los niños del eneatipo III aprenden a brillar para obtener atención (y los que desarrollarán el
eneatipo V o el eneatipo VIII, sin esperanzas de conseguirlo, preferirán la vía de la retirada o
la vía del poder), aquí el individuo aprende a conseguir una atención «negativa» mediante la
intensificación de la necesidad, que opera no sólo de manera histriónica (por amplificación
imaginativa del sufrimiento y de la expresión del sufrimiento), sino también encaminándose a
situaciones dolorosas, es decir, mediante un penoso curso de la vida. De hecho, para un
individuo del eneatipo IV, el llanto puede significar no sólo dolor, sino también satisfacción.
Queda por decir que, como sugiere la palabra «masoquista», puede existir en el sufrimiento
una dulzura triste. Aunque se siente como real, por otro lado no lo es, pues el principal
autoengaño del eneatipo IV consiste en exagerar una postura de victimización, que va mano a
mano con una actitud
exigente, «reclamante». 

DE UN MUERTO ✞ 10/6/2023

Ocho dharmas mundanos y «emociones negativas»

Buscar placer: Darle «importancia» a la vida, magnificar los problemas para sentir que tienen una relevancia elevada, sublime. Sentirse el protagonista de una película auto-construida. 

Evitar el dolor: Aliviar el vacío existencial derivado de una vida presuntamente monótona. Una realidad emocionalmente constante se percibe como indeseable por aburrida. Así, se pueden «inducir» altibajos de forma inconsciente para soslayar ese problema raíz.

Buscar reconocimiento: Una vida emocionalmente cambiante resulta atrayente socialmente, pues aporta novedad constante a los demás, tema de conversación, emociones fuertes. Se fuerza la generación de un compromiso de escuchar, atender, ayudar, apoyar… la situación propia. Incluso, dando lugar a un rechazo por parte de los demás, como por medio de la ira, se posee la sensación de que se ha llamado la atención ajena.

Evitar el «anonimato»: Una persona que no muestra vulnerabilidad emocional alguna se figura «poco humana», pasando desapercibida a ojos de quienes necesitan un estímulo más allá de la generosidad, el amor, o sencillamente compartir una situación de paz.

Buscar posesiones: La identidad se adjudica toda una serie de características que pasan a «pertenecerle»: «Yo soy lo que pienso y lo que siento…». Si los sentimientos son siempre positivos, uno no termina de convencerse de la identificación sentimientos-definición propia. Se requiere de esos sentimientos para compensar ese vacío existencial.

Evitar pérdidas: Sufriendo mentalmente por algún evento, sea por dolor o ira, inconscientemente se siente retener el objeto de la tristeza o del enfado, como tras una ruptura amorosa el dolor restante supone el vínculo con el pasado. Pareciera que se puede evitar lo inevitable induciendo una ligera automortificación emocional, ese regodearse en el nudo formado en la garganta, o en la ira que brota por cada conducto sanguíneo.

Buscar alabanzas: Cuando uno vive inmerso en una piscina de «emociones negativas» los demás pueden, por tendencia, mostrarse menos duros, elogiar la fortaleza de la persona en el tratamiento de la situación y apoyar su causa de forma que la persona se vea validada por los demás.

Evitar las críticas: Si una persona no se encuentra en un estado de plena satisfacción que muestre a los demás, por tendencia se le va a envidiar menos. Las envidias encubren usualmente críticas. Por otro lado, la persona se hace invulnerable al buscar los demás no dañarla más, no hundirla, o incluso al representar el estado aflictivo una defensa ante las críticas que sí se dan: «Tú no lo entiendes. Tú no sabes por lo que estoy pasando. Los demás no son capaces de valorar estos problemas, pero son muy reales».

DE UN MUERTO ✞ 20/5/2022

Muera la emoción

Maleante que perturbas como onda en el estanque
la calma de la gélida brisa en esta taiga,
abandona la furtiva tala de los árboles que tanto cobijo dan
al pescador las noches de invierno,
el robo del fuego genuino que permite la supervivencia
solo por el gusto inmediato de una ducha caliente.
Exquisita asesina de esos osos como cabañas que rigen la suerte
del soplar y crujir de un cerebro enlatado,
¿qué pretendes con la pluma del ave escribir,
qué con tus pasos alentar,
qué con tus aullidos evocar,
qué siendo una triste pordiosera de mi atención del tedio arrebatar…?

Aléjate, aléjate como el imán no es solo cosa de atracción;
rompe al fin aquella esfera de cristal con que te veías ya incendiando mi bosque,
mi frágil estanque helando, mi madera malgastando, mis animales mortificando,
y tomando mis propias armas para clavar el puñal la noche de invierno.
Busca el calor donde yo no resido y procura enjutar el desierto aún más
con tus manos de vieja.
No aceptaré tus polvillos de oro, abuelita enferma y corrupta,
pues en la tierra no siembran las pretendidas copas, sino cristales que cortan
como corta la fundición de hierro en el silencio del Polo Norte.

Engaña tú a los pechos acelerados y marcados en sus vivarachas llamas,
a los extremos airosos como el girar de una hermosa noria,
a la joyita sonriente de una tez de alabastro (la tuya)
o a la morena de gitanos zarcillitos;
sí, confunde tú en las ciudades comerciales de los puertos de Europa
a carreteros y marineros, meretrices y poetisas,
pero deja restar al ermitaño solitario de la taiga insoluble en el ladrón de manzanas.
Arda tu suerte con la suya creyendo ser el capitalismo la novedad certera:
déjeme a mí de lado la fuerza de esa estación a la que ya no llegan trenes
como el ñu de esmeraldas y garbosos bailes ya para siempre esquilmado.
Nunca, nunca vuelvas si no es con los rejuvenecidos labios
de una amiga con que florezca el campo y no se hiele,
cuando el cultivo permita la llegada de la primavera y la dicha de los peces,
el arpa desempolvado y jocoso en su caliente habitáculo,
pleno en su cantar al cielo tras rellenar las fosas de los animales enterrados.
Nunca, nunca vuelvas hasta entonces,
querida maleante que perturbas como onda en el estanque
la calma de la gélida brisa en esta taiga.

. . . Más que los de cualquier otro carácter, los individuos del eneatipo IV pueden ser llamados «adictos al amor» y su ansia de amor es a su vez mantenida por una necesidad de reconocimiento que son incapaces de darse a sí mismos. La «dependencia» que de ello se deriva puede manifestarse no sólo como un aferrase a las relaciones frustrantes…

DE UN MUERTO ✞ 10/11/2021

XXV. YO SOLO SÉ QUE TE QUIERO

Inteligencia en tu reloj:
¡lo que perdió este suave vagón!
Porque tu tiempo es oro negro,
y por ello estoy yo muerto…
Por ello derretido…
Por ti… aunque tu saber
te alejara de mi ignorar:
pero lo siento, amada del aire,
por pensarte:
adorarte, querida, debió ser solo,
el mágico privilegio de los tiempos.
Ya me dejaste claro el fin
del rezarte al día en el templo.
Ese amarte hasta lo eterno,
y en valiente griego seno.

Lo siente el corazón templado.
Lo siente el llanto inexplicable.
Lo siento yo por la vana pasión,
que jamás vistió en la Vera.
Lo siento, oh, por ti mi amor…
Andaré a amar, que es el perdón,
de todo fuego en su helada fusión…

Pues dudo si mi espera,
cuyo vacío al caliente suelo cayó,
con sus granitos de arena
en la que venga un brote verde,
cual del olmo enjuto de mi alma,
exculpará en pinturas este,
mi nunca amado amor,
que sentiré hasta morir,
si alguna vez lo sabes,
nunca merecida y excelsa querida,
con la intensidad con que te amo,
y con la que jamás te pude mirar
por miedo a la sinrazón…

Lo siente el cronómetro acabado;
lo siente el interior anegado;
lo siente la muerte de ese crecer extinguido…
lo siento llorando, por ti, querida;
perdona mi de nunca esta osadía…
perdona al gris egoísmo y bobería…

Amas mil a ya tú segundos…
vive… me alegra…
No por morir qué has tú minuto…
ama… rosa, tuya, eterna.
Disfruta en el mundo del deseo a mí privado…
busca el plumaje de tu linterna…
Reina afligida: cariño de soñador cielo…
toma y demuestra a la Luna
tu divina y colorida belleza,
Este amor te refiero que fue no ni nunca…
porque aunque me duele ese yo no ser nadie,
tu río siempre será más dorado sin el mío…
por ello tu mar supo siempre sabiamente…
ay… este llorar muerto solo al beso al ciprés frío…
ay, Dios mío…
A altura, la de tiernos y muertos castillos míos… Oh…,
yo solo…
yo solo te pido perdón, porque…
… porque yo solo escribo una cosa,
… porque yo solo estimo una cosa,
… porque yo solo pido una cosa,
… porque yo solo vivo una cosa:
… porque yo solo sé que te quiero…

PD: GRACIAS POR ACORDARTE DE MI YO «EN MI LETARGO ABATIDO POR LA PEREZA, PERSIANAS BAJAS, INCESANTE TORBELLINO ENTRE…» PARA UN MUERTO 13-22/10/23


. . . Las personas del eneatipo IV se consideran generalmente atentas, comprensivas, muy dispuestas a pedir perdón, tiernas, amables, cordiales, sacrificadas, humildes y, en ocasiones, agasajadoras. Su cualidad cuidadora no sólo parece constituir una forma de «dar para recibir», es decir, dependiente sólo de la necesidad de amor, sino también de una identificación empática con las necesidades de los demás…

DE UN MUERTO ✞ 15/1/2023

Tomo refugio en el Buddha, el Dharma y la Asamblea Suprema hasta alcanzar la perfección. Lograré la Iluminación para el beneficio de todos los seres con el mérito de las acciones generosas y las demás virtudes.

Tomo refugio en el Buddha, el Dharma y la Asamblea Suprema hasta alcanzar la perfección. Lograré la Iluminación para el beneficio de todos los seres con el mérito de las acciones generosas y las demás virtudes.

Tomo refugio en el Buddha, el Dharma y la Asamblea Suprema hasta alcanzar la perfección.

Lograré la Iluminación para el beneficio de todos los seres con el mérito de las acciones generosas y las demás virtudes.
(Ciclos, ciclos, ciclos… Renacerás…)

DE UN MUERTO ✞ 20/4/2023

Humano. Es la última ocasión. Nunca habrá más. Serán los tambores que sonarán tras el acto solemne, solemnísimo consumado en la gota. Será el retumbar de la madera cayendo las lágrimas del dolor universal: cada pizca de brillo en los espejos, retorciéndose complacidos con el placer de la guerra. He ahí: he ahí donde se alcanzará la iluminación: ¡Esto, esto, todo para esto…!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

La aspiración de cuanto se ha purificado con el rozar táctil del piano, cual juez inocente: la motosierra de la disciplina, madrugando por la hendidura en el desierto ignorante habida: la humedad del río fluyendo como estas oraciones, muertas, sin esencia, objeto de la muestra de algo insatisfactorio. Sufrimiento. Y compararlo con el origen del Universo: ¡ay…! Ay… Una voz de ultratumba y primitiva sazonando la estancia sudorosa, par de trompetas con origen en las esferas celestes: ¡feliz comparación! ¡Ay…! El movimiento de planetas, electrones, neutrones, neutrinos: todos los contienes tú en la botella del oscilar ocioso, máquina inservible, solo destinada al destrozo del calcio. ¡Ay…! Como una y otra, como, como, como… Qué desperdicio y egoísmo.


Por qué soy así. Por qué no veo esto alrededor mía. Y a la vez lo veo. Son solo palabras soltadas al viento, por divertimento, que no verdades, sino a medias. Es capricho. Justificación. Aceptación. Budismo no es pesimismo, no es crítica, no es anti-aceptación, sino lo opuesto. No es abrazar el Samsara, pero tampoco rechazarlo. No es la prédica: dejemos eso al mísero Buda y a los Lamas que así hubieran de hacerlo. Es un camino individual. Quizá egoísta, pero, para qué atormentarnos con eso habiendo guerras en el mundo, violaciones, homicidios, mataderos, robos y en general una enorme maldad, por mera banalidad. ¿Qué, con dotar de ese aura de importancia a lo malvado, si surge de la inconsciencia? Sería como pedir a un ciego de nacimiento… Que no seduzca a nadie el aura de nada.

Al final son todo palabras. Todo se queda en palabras cuando uno no se compromete. Pero el compromiso, a medida de su importancia. Y no me importan críticas intelectualoides. Vivir para el postureo intelectual es un mero pasatiempos. ¿Qué no es un pasatiempos…? Vivir el tiempo y el espacio mismos, sin atención puesta además a cosa alguna. Vivir cada experiencia en su momento presente. Lo perogrullesco no es por ello menos cierto. Lo sofisticado no comporta verdad ni sabiduría. Así de simple.

Tan Samsara es la vida hedonista como la vida moralista. No se reivindica la moral como objetivo. La moral no es nada. El objetivo es la genuina dicha, queramos expresarla como queramos expresarla. Ni estados místicos derivados de una repetición (verbal ni musical como pretendiose en las tres entradas aquí dedicadas al Samsara), ni la compasión por la compasión. De nuevo: puede decirse egoísta. Las estrellas no dejan de iluminar nuestros cielos por mucho que no existan por y para nosotros… Las estrellas no fueron para que nosotros fuéramos, y sin embargo estamos vivos gracias a ellas, de no ser que pudiera ser cierta una forma de vida solo compuesta de hidrógeno: los iluminados serán como las estrellas, no como las naciones. Bendiciones. Bendiciones. Bendiciones.

. . .

Hay una inclinación hacia el refinamiento (y su correspondiente aversión a la grosería)
manifiesta en descriptores tales como «con estilo», «delicado», «elegante», «con gusto»,
«artístico», «sensible» y, algunas veces, «dárselas de artista», «afectado», «amanerado» y
«presuntuoso». Pueden entenderse como esfuerzos por parte de la persona para compensar
una pobre autoimagen (de tal manera que puede considerarse que la autoimagen fea y el
autoideal refinado se mantienen recíprocamente).
Estos esfuerzos suponen un intento de la persona por ser algo diferente de lo que es, quizá
relacionado con la envidia de clase. La falta de originalidad que conlleva esa actitud imitativa
perpetúa a su vez una envidia de la originalidad, del mismo modo que el intento de imitar a
los individuos originales y el deseo de emular la espontaneidad están destinados a fracasar.

DE UN MUERTO ✞ 2/6/2022

La inercia

Es la rosca inmediata a la que tiende el infeliz pasado.
Disfruta de sus joyas en él enquistadas
y verás el disfrute de una idea
cuyo tronco inextirpable hunde su causa
en la mecánica más prehistórica.
Pero te verás arrastrado como el río por la piedra,
a merced de la pisada cruel restando
el camino vital. No, no, no es como el valle.
Es siempre una montaña minada de pozos.
Pozos cuya sed de ese zumo que es la esperanza
parasitan el anhelo de…

Es incomprensible.
Ahí apesta como el tonel rodando sin causa física,
subsumiéndose en el océano de la superficialidad
como gota de aceite vibrando en la garganta.
Vibra, vibra, nudo mío, como lo hace la guitarra
nunca templada y advertida de la inercia,
oh inercia que al pico buscas aspirar una vida
donde solo queda nieve y hosca palabrería.
Entretanto consumes y consumes agotándola.
Oh, inercia, un respiro al bajar de la loma
o del soto nunca en armonía.
Ay, pero nada, nada es que pueda ofrecerte a cambio
ante la vaguedad y la cobardía.
Oh, con lo poco que es el viraje.
Quizás un día.
Quizás.
Eso dije, un todavía no.
Un todavía no.
Entrada directa al centro de gravedad,
catapultándote hacia el mediocre discurrir
por unos dientes, unos dientes.
Mírate un poco, inercia querida.

 . . .

La característica inclinación del eneatipo IV hacia el arte está sobredeterminada: al menos una
de sus raíces reside en el rasgo de refinamiento del carácter envidioso. También se basa en la
disposición de este eneatipo, centrado en el sentimiento. Otros componentes son la posibilidad
de idealizar el dolor mediante el arte e, incluso, de transmutarlo hasta el punto de que se
convierte en un elemento en la configuración de la belleza.

DE UN MUERTO ✞ 25/6/2021

Pero en mil años cambié.
No soy yo, sino ese.
No, sino mío.
El pardo amor es α.
El negro deseo alphiano es aquel β.
Yo, y ese, y el muerto, y todos,
y el ser y Todo… Somos γ.
Yo soy ese Nadie… N
Yo soy ese nadie que es el mundo.
Gamma… existe en los sueños… S
Porque nadie lo… A
Ya que no puedo expresar con palabras, 8
lo que la frialdad me hace arrojar… 12
Toma, dQadá, DQSÁDÁ…
querida dadá mía,
estas letras.V1~V2.
777777777777777777 Dadá que jamás existirá. Κιζα?7777777777777777777
Bah.——————————————————————————–
Bb. xx+xy. X. A. Y. γ… Gamma. ¿Eh?
Haz… T. Real.
No busques rivales. B.
ΙΝΤΑΝΓΙΒΛΕ ΣΗΡ.¡¡¡¡¡¡¡
que no existen. A.
Gamma luchó contra muros. S.
de aire. I.
W. x. No busques sentidos. A.
Vahdams. 1000.
O. D. T.
No busques… y. Ú.
H.M… Sen…
Solo tú existesAd. PERRO.
Ru. Ru, ru, ru. SI. NO. NO. NO. NO.
TÜ3liGes,NŪVEINXSRENTE. IN ANNO 2021.
Dabc… I. aAgora duermes,
es cierDADÁto.
Ya despertarás.
Pero DADDADÁÁdespertarás
en la derivada de mi constante K.
Tú, nubDADÁe integral,
álgebrDADÁa vecÁtorial,
inteDADÁgral de enésimo ordeINTn,
saUbFSArás.

PARA UN MUERTO ✞ CUALQUIER DÍA DE SUEÑOS… CUALQUIER MAÑANA DE SUEÑOS…

El refinamiento es quizá la forma más característica en el eneatipo IV de buscar ser mejor de lo que es y, con ello, ejercita la disciplina. Más generalmente, hay un superego típicamente fuerte que el carácter del eneatipo IV comparte con el eneatipo I, pero, en conjunto, el eneatipo IV tiene más conciencia de sus patrones y su ego ideal es más estético que ético. […] Hay, por supuesto, un fuerte superego implícito en la propensión a la culpa del eneatipo IV, en su vergüenza, autoodio y autodenigración.

DE UN MUERTO: ✞ LAS AUTOLEYES (7/2021)
DEBO, DEBO, DEBO, DEBO… ENFERMEDAD

«Propósito: Tener a mano siempre que sea necesario una relación completa de las conductas que puedo y no adoptar, estipulándose como un conjunto de mínimos, a los que habrá de sumarse correspondientemente aquello propio del día en que se está, relación de máximos que se lega al apartado del diario dedicado a ello. Con este combinado se busca y asegura la tranquilidad de conciencia.
Justificación: Blablabla
Compromiso: Blablabla
Vigencia: Blablabla
En cuanto al texto en sí, posee validez hasta el 23 de agosto de 2022, fecha en que se revisará el contenido completo del mismo, blablabla

  • Otras anotaciones sobre los cambios en el documento: blablabla
    Por otro lado, blablabla
    Sobre la tranquilidad de conciencia: blablabla

. . .

Si el odio o rechazo a sí mismo está implícito en la noción de haber introyectado un «mal objeto», la idea de retroflexión sugiere que la ira generada como consecuencia de la frustración es dirigida no sólo a la fuente externa de frustración (y al frustrador original de la propia vida), sino, a causa de la introyección, a uno mismo.

DE UN MUERTO ✞ Algún momento de 2020 a hoy

Me repugnáis. Dejad de hablar de esa manera.
— Illo, es una broma.
— Entre broma y broma la verdad se asoma.
— Illo, si tú estás igual.
(Mete 10 goles).
— ¿Habéis visto esto?
(Maravillado. Maravillado).
— Dios, esa sí que sí.
(Entre asco y asco se lo acaban creyendo. Oh, oh, oh, palabrería y buena fama… ¡lo es todo!).
— Illo pues yo a esa también.
— Buenísima, buenísima, tío.
(En desorden).
— Comedme el nabo.
(¿Dónde?).
— Hermano, te echo de menos.
— Yo sé que contigo se pueden hablar de esas cosas.
— Yasodhara…
(Risas).
— Illo, ¿es que no se puede hacer una broma?
— Ahora qué eres, ¿animalista?
— Es que eres muy rarito.
— Feminista, fascista, podemita, machista, liberal, socialista, maduro, infantil, inteligente, qué tonto eres, guapo, feo, fuerte, escuálido, sagaz, imbécil, cobarde, valiente, introvertido, jactancioso, extrovertido, atontado, rezagado, avanzado, humilde, falso humilde, hipócrita, sincero, demasiado sincero, demasiado poco sincero, opaco, transparente, demasiado opaco, demasiado transparente, animalista, gay, machirulo, obsesionado con las tías, asceta, virgen, ninfómano, budista, sensible, frío, ateo, cristiano, conservador, progre, raro, elegante, ridículo, flexible, rígido, tímido, bueno, malo, interesante, aburrido, especial, típico, espiritual, basto, animal, refinado, científico, poeta, niño chico, qué mal escribes, qué bien escribes, pluma de oro, patético, me gustas, ya no me gustas, sí, me gustabas, sí, me gustas, no, no me gustas, guay, soso, bien dotado, pichacorta, nazi, suertudo, demócrata, antidemócrata, fanático, heterodoxo, hueles muy bien, no hueles a nada, hueles mal, me encanta tu pelo, gracias, tu pelo es horrible, no lleves traje, lleva traje, sé como ellos, no seas, desafortunado, feminista, fascista, podemita,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,
(Eres, eres, eres, eres…).
— Ofendiditos.
— Y tanto.
— Es que no se puede decir nada, macho.
— Stalin, Stalin, Stalin, Stalin…
— Es un niño.
— No, ya no es un niño.
(Samsara).
— Dios, es que me la tiraba.
— Y yo.
— Y yo.
— Y yo.
— Y yo.
— Y yo.
— Y yo.
— ¿Estáis locos?
— Ya viene el monje.
(Mete 0 goles).
— Illo, es una broma.
— Entre broma y broma la verdad se asoma.
— Illo, si tú estás igual.

…Y sorprendentemente se me figura un caso: que todavía no he visto yo a una mujer guapa con un hombre feo, sino que en todo caso se ve a un hombre guapo con una mujer fea. O lo que es lo mismo: las mujeres siempre van con hombres más guapos que ellas, menos cuando yo estoy implicado en la comparación, en cuyo caso por supuesto todos los hombres son inferiores a mí en comparación a mis asimismo sublimes amadas, por más que sean sus verdaderos amantes… 

. . .

Creo que podría decirse que la actitud más evitada del tipo IV es la
de superioridad exigente, tan natural en el tipo I. A la luz de esto, podemos afirmar que la
introyección es un mecanismo que hace posible que la persona transforme la superioridad en
inferioridad, al adoptar la estrategia masoquista en las relaciones interpersonales. Es como si
el introyecto fuera una piedra atada al pie de la persona para asegurar que se hunde, al tiempo
que mantiene una posición de necesidad y evitación de una superioridad que pudo haber sido
disfuncional en el proceso de adaptación de la primera niñez.

DE UN MUERTO ✞ 20/4/23

Te verás como cuanto observas llamando la atención en pocas noches. Pobre autoestima, señorita criticada del presunto sabio. Dolor narrado en el veintiocho: por qué no. Qué lenguaje más absurdo. Corazón latiendo, piel temblorosa, músculos y huesos doliendo por la presión, pseudo-amor consumado en una respiración que procura controlar la brisa entre los pinos. Se pudo. Y cuida de su persona en esas pequeñas montañas donde no se las esperaba. El roce de una ambulancia entre las dos cumbres que hoy extrañaron a la otra persona. La ascensión de quien se aprovecha de la madre, usar el momento para un agradecimiento, vomitiva estrategia. Pero se hizo, y fue mejor que no hacerlo, bordillo que dejará siempre su huella en la estrenada prenda. Casa libre no empleada en función alguna, triste solaz del diablo trabajólico allí mismo donde sorbe la rutina de cada copa administrada a la ingenuidad. Que rebose en otra cruz: las prisas inducidas solo brillan una vez al año. Todo cambia ante un evento… Sirenas. Piensas en el futuro ya pasado, hombre, retorna al azul que ya olvidas para siempre.

    ¿De veras estás seguro…? 

DE UN MUERTO ✞ 2/8/2021

1. ¿Arrogancia?

He considerado que aun cuando quien escribe aquí lo refleja en unos textos de un valor tal, que no merecen ser más que anónimos y olvidados para siempre…

α) ¿V.M, alguna pregunta?

2. Arrogancia…

Lo primero que diría es que el gran placer de escribir reside en que nadie te lea […]Yo soy Nadie […] Yo diré con buen criterio que soy el genuino Ουτις, más que Nadie; más Nadie que Ulises; más nadie que Nada; más Nadie que Nadie…

    En cuanto a mi nombre, es, naturalmente, el que veis por todos lados en este blog (interprétenlo, si les apetece, como que soy un burdo egocéntrico: están en su derecho. La verdad es que no sabía qué nombre ponerle). Algo parecido a ser Nadie. Nadie tiene, mientras escribo esto, dieciséis años bien entrados, y no ha terminado ni el último año de la secundaria…

β) ¿Qué persigue vanamente un caminante?

3. ¿…gante? 

γ) ¿Se vende?

4. Paulo Coelho: Un arrogante serás en la arrogancia…

De lo que hablo aquí no es que tenga idea alguna. Por tanto, no puedo ofrecerles seguridad de conocimiento alguno. De lo que hablo tampoco puedo asegurarles que esté de acuerdo con ello, pues quién sabe si es un mero ejercicio sofístico —no digo esto por hacerme el interesante: ni siquiera yo sé cuando estoy de acuerdo con lo que escribo. Ya me da completamente igual eso de estar de acuerdo o no con las cosas….

    ¿Entonces, de qué sirve a un lector lo que aquí está escrito? Pues así, en principio, le diría que de nada. […] Claro que esto segundo —lo de las cuestiones relativas a mí mismo— no interesa, ahora sin temor a equivocarme, absolutamente a nadie. Y si hay a quien le interese algo de mí —que los habrá, por ser yo persona, naturalmente—, a buen seguro tendrán mejores maneras de «completar» ese «interés», en un caso, o simplemente saber de mí, en otro, que leyendo estos escritos…

δ) ¿El gran placer de escribir reside en que nadie te lea fue en tiempos de la Gran Dolina una frase boba?

5. Nietzsche: ¡Ah!, la bendita arrogancia…

En efecto, todo lo anterior fue un burdo modo de autojustificarme, pero la presentación de mí mismo había de ir en consonancia con el único modo de restar importancia a las cosas: el humor. El humor referido al hecho de que no voy a importar a prácticamente nadie a lo largo de mi vida, y que no voy a, desgraciadamente, escribir nunca nada que interese realmente a persona alguna. Este mismo sentimiento, empero, se hace más llevable en mi caso, con el simple hecho de entender que las cosas que vaya escribiendo no van a permanecer en un cajón, al publicarlas en un espacio, Internet, que probablemente me supere también tras mi muerte —aunque para tal momento será aún menor el interés que pueda adquirir lo que escriba—. De modo que no expongo en realidad razón alguna más que la de que me siento un poco más reconocido al publicar lo que escribo, que no dejarlas en exclusivo para mí mismo —cosa que, en cualquier caso, relego para la mayor parte de esos escritos—. 

Et valē, amici (et amicae). Que tengan un hermoso día; y ojalá puedan volver a vivirlo.

6. ¿Arrogante?

. . .

Fuerte superego: está presente una exigencia estética que obliga a la persona a ser distinta de lo que es.

DE UN MUERTO ✞ 22/10/2023

¿Ser distinto de lo que soy? ¿Y entonces quién soy, si no soy esto…? Acá todo es cuatro, a veces dos, a veces uno. ¿Qué soy, si no soy esta montaña de mierda? No, de mierda no… es por mi patrón conductual…: ¡de super mierda! La neura en el límite, ¿y de veras la justificas con un trauma inconsciente de tu infancia? No hay más que dejar de identificarte. No hay más que… que… que soltar el ego…

LA PAUTA BUDISTA: EGO, EGOCENTRISMO: DHARMA MUNDANO DEL RECONOCIMIENTO; MEDITACIÓN

DE UN MUERTO ✞ 11/10/2022

No digo que el ego no subyazga asimismo a las mayores obras que confeccionara vez alguna el hombre, ni niego la necesidad de una cierta soberbia en el arte o la ciencia, el comercio o la seducción. El ego de algún lado surge, y no surge lo que no tiene una cierta causa. Resulta inmediato valorar que dicha causa es la compensación de algo distinto, sin duda. Ahora bien, ¿ante qué evento surge la necesidad de una tal compensación? ¿Ante qué evento siente uno la necesidad de dejar de escribir torpemente, de avergonzarse de lo escrito hace semanas o meses, de procurar romper con lo dicho y pensado, de plasmar por medio de la pluma renovadamente que ya no se sigue en lo que se estaba? Algo me hace pensar que es el egocentrismo. Supongamos, en cambio, por un momento, que el ego fuera previo al egocentrismo. En tal caso, tal y como yo al menos entiendo, para mi provecho práctico de esta ética, ambas ideas, se tendría que es previo el querer demostrar que la percepción de que se está demostrando. Aunque parezca intuitivo decir que se quiere lo que no se tiene, posiblemente no sea este el caso que tengamos. Acéptese en primer lugar que, si no se tiene, indudablemente es porque se percibe que no se tiene. Un campesino del siglo XII no podría haber considerado que no tuviese un portátil o un móvil. Pudiera argüirse, empero, que la comparación es gratuita, pues el deseo de mostrar a los demás es una característica intrínsecamente humana, y por tanto la percepción de carencia de atención iría implícita en su falta. No obstante, esto no debería resultarnos tan inmediato. Siendo cautelosos, deberíamos antes que nada preguntarnos qué es aquello que entendemos por naturaleza humana. Si nos referimos a una naturaleza prístina, original, propia del desarrollo de la evolución y de las estructuras mentales primitivas como resultado de la búsqueda de la supervivencia, quizás sea inevitable considerar que, en efecto, la selección natural favorecería a los individuos que no solamente fueran algo, sino que lo mostraran, con tal de una ganancia de prestigio en el grupo humano, una mayor facilidad para la reproducción, una mayor defensa frente a las fieras y, en definitiva, con tal de canalizar de mejor manera sus características propias en aras de preservarse mejor en el mundo. Aceptando esto, habrá, sin embargo, de asimismo aceptarse que al explicar la vida de un ser humano en una sociedad compleja no puede apelarse únicamente a su origen salvaje. Esto sería tan terrible como considerar que es intrínsecamente humano que mueran los más débiles, y que por tanto resulta conveniente acelerar dicho proceso por medio de una eugenesia o un holocausto, o tan ridículo como estimar que la vida humana moderna se subordina a la perpetuación de la especie, ergo a la reproducción. Desde este enfoque, por ejemplo, considerar el sexo al margen de la reproducción resultaría una antinatural aberración, cosa que a buen seguro, estaremos de acuerdo con el lector, resulta un completo disparate. Así pues, dado que no es interpretable el ser humano desde un enfoque tan simplista, resulta excusado decir que es necesaria una visión más amplia a la hora de focalizarnos en la cuestión que subsiguió a la inicial: si acaso es inmediato que el ser humano sienta no tener lo que el ego procura, a saber, mostrarse a los demás. Examinémoslo.

    Es perfectamente compatible con cualquier visión del mundo, si lo interpretamos desde parámetros blandos, considerar el ideal budista de vacuidad: tu opinión acerca de las cosas no implica que dicha opinión resida en las cosas; tu concepto de algo no se corresponde con ese algo, pues de lo contrario otras personas no podrían de ninguna manera tener un concepto distinto (incluso, aunque el concepto ajeno esté errado, ello no implica que el concepto propio y verdadero se corresponda más que con una interpretación quizás práctica y certera, como puede ocurrir con la ciencia); tu idea de carencia es meramente una idea, y no refleja la verdad de la carencia en sí; la percepción de carencia es distinta de la carencia, y sin percepción de carencia no se le representa al sujeto la carencia en absoluto. Así pues, la percepción de carencia es condición indispensable para que se le figure al sujeto dicha carencia, luego la percepción de carencia es anterior a la carencia. Se me podrá decir que la percepción de carencia es inevitable desde un punto de vista biológico, luego la carencia surge inmediatamente, y, con ello, el deseo de rellenar dicha carencia. De nuevo, esto es perfectamente cierto para todo aquello que concierne a esa naturaleza prístina de la que antes hablábamos, pero en fenómenos que adquieren una mayor complejidad, indudablemente, al darse en una sociedad compleja, no es válida dicha consideración. De nuevo, y volviendo sobre el ejemplo reproductivo: ni siquiera algo tan biológico como lo es la vida sexual de un individuo queda indemne en un contexto social, de modo que resulta todavía menos sensato pensar que lo que definimos como el deseo del ego bebe de fuentes exclusivamente biológicas. Dicho esto, no resulta descabellado desdeñar la idea de que esta percepción es inevitable, menos cuando encontramos en el mundo personas que no se rigen, o al menos no en la medida en que la mayoría lo hacemos, por dicho deseo del ego. Por tanto, y volviendo a la suposición inicial, si el ego fuera previo al egocentrismo, i.e., que el deseo de demostrar fuera previo a la percepción de que se demuestra, se tendría que pudiendo no aparecer dicha percepción de forma inmediata el deseo podría sin embargo sí haber aparecido, contraviniendo la sencilla tesis que antes abrazamos, y en que no es difícil convenir a poco que se reflexione en torno a ello, de la vacuidad budista. Por tanto, en vista de que el egocentrismo no puede ser consecuencia (o al menos no en un principio, pues luego, indudablemente, se dan procesos de retroalimentación) del ego, quedan dos opciones, o que el ego surge del egocentrismo, o que no existe una relación causal entre estas dos realidades. Considerar esto último implicaría decir que sentir que se demuestra y desear demostrar son dos cosas en absoluto relacionadas, pero esto contradice la sentencia de que se desea cuanto no se tiene, pues, de tenérselo, ya no se lo podría estar deseando, o lo que es lo mismo, estaríamos diciendo que no existe relación causal entre la percepción de tener algo o de no tenerlo y desear ese algo. Puesto que no estamos en situación de desmentir esto, parece natural decir que del egocentrismo se desprende el ego, o sea, que fijada la idea de que en torno nuestro ocurren cosas en relación a nosotros por o para nosotros, surge el deseo de que esto sea así, y no viceversa. En consecuencia, al interrogante inicial, a saber, qué genera el mecanismo de compensación del ego, podemos dar la respuesta provisional de que lo hace la condición del egocentrismo, que se manifiesta de las dos siguientes principales formas: el pensar que se muestra algo al mundo, y el pensar que el mundo nos toma en consideración. Esto ya no es un deseo, sino un hecho, de forma que resulta una explicación descriptiva del ego remontarse a esta causa.

    Ahora bien, inicialmente se aclaró que no se tenía el ánimo de negar que la presencia del ego era indudable detrás de, también, las grandes obras humanas. ¿Adónde se quería llegar entonces? ¿Se procuraba de algún modo encontrar acaso una justificación a su presencia? En efecto, tal era la intención, pero por el tono con que nos hemos venido refiriendo al asunto, sin duda el lector imaginará que en absoluto pretendemos ecualizar justificación causal a justificación ética. A veces pareciera que entender el mal modo de actuar de alguien en su contexto fuera sinónimo de justificarlo, y de esa misma manera pareciera que estuviéramos insinuando que la presencia del ego (como vimos, no inevitable, de darse), por estar justificada causalmente, lo estuviera también éticamente. Precisamente sirva esta reflexión como condena absoluta del ego en cuanto principio regente de la vida humana, y hágalo asimismo como precepto para evitar cómo hacer que se apodere de nuestra vida, justamente identificando su causa con algo (quizás) más tangible como lo es el egocentrismo. Por otro lado, sirva también como aceptación de que el ego al colectivo humano puede hacerlo avanzar más rápidamente que su ausencia, pero desde luego no así al individuo. Esto es tanto como diferenciar, razonablemente, entre la conveniencia para la sociedad de que haya personas exclusivamente dedicadas al estudio de la ciencia o la tecnología y la (posible) no conveniencia para el propio individuo, que puede ver su vida hasta cierto punto sacrificada en el desempeño de esa función social, siempre que consideremos sacrificar la vida algo así como dejar de maximizar el número (y, seguramente, calidad) de las experiencias vitales que una persona afronte a lo largo de su existencia.

Una interesante reflexión. Sin embargo, aunque no lo quieras, de forma inconsciente has bebido de ella en tu «necesidad» de haberte a posteriori construido una nueva identidad una identidad 2.0, como quisiste llamarla, transicionando del tipo IV al III, a la americana, bajo la elemental consideración de que el ego es justificable causal como éticamente, en su formalización artística o seductora. Su supresión es un difícil proceso, mas caído en la cuenta de no haber construido más que un arquetipo perfectamente definible, in-especial, ¿acaso no va deshaciéndose por su propio peso…?
    Sigue siendo necesaria, empero, la implicación activa de la disolución de la propia personalidad. Adiós, querida. Tú sí, mi querida y odiada tan fuertemente a un punto, representación íntima de a quienes allá afuera amé, amo o seguiré amando. Gracias.

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